Lejana tierra mía...

El día 4 de junio comenzó de madrugada. A las 5.45 una furgoneta nos llevó al aeropuerto, donde teníamos que pasar la primera prueba con nuestro equipaje: el mostrador del check in. Las 4 maletas estaban dentro de su peso, pero luego el muchacho nos vio las mochilas y carry-on, y dijo que debía pesarlas también. Las 4 estaban excedidas: podíamos llevar 10 kilos cada uno entre mochila y carry on, y sumábamos más o menos 28 kilos cada uno. Afortundamente como íbamos vía Brasil, el límite para el equipaje para despachar era de 32 kilos y no de 23 como pensábamos, por lo que gracias a la amabilidad y paciencia del muchacho que nos atendió, pudimos aligerar nuestro equipaje de mano recargando las maletas a despachar, y así no tuvimos que pagar nada por ello.
Una vez despachadas las maletas, atravesar el control de migraciones (encuentro casual con Spike Lee de por medio) y ¡a esperar!

El vuelo salió como 1 hora más tarde, debido a la tormenta y a la cantidad de tráfico aéreo. NY- Sao Paulo en unas 8 horas.

Cambio de avión en Sao Paulo; el trayecto Sao Paulo-Buenos Aires nos tocó separados. Una nota cholula: viajamos con Juampi Sorín, aunque él en primera, claro.

El clásico menú de avión: ¿frango o massa? (¿pollo o pasta?). Me arrepentí de haber pedido pasta después de ver y oler el pollo con arroz que pidió mi vecina de asiento.

Al llegar a Bs. As. nos estaban esperando mi papá Horacio, mi mamá Ofelia y algunos hermanos de Mariano: Marcos, Analía y Lucas que habían ido con un amigo, JuanP. Llegamos a casa como a las 3 de la mañana, así que tras casi 20 horas de vuelo más las esperas y los trayectos en coche, charlamos un ratito y nos fuimos a dormir. Qué bueno estar en "casa" otra vez...

"Lejana tierra mía

bajo tu cielo, bajo tu cielo,

(...)

no sé si al contemplarte, al regresar

sabré reír o llorar..."

(Carlos Gardel)