lunes, 7 de abril de 2008

Empezando con la rueda izquierda...


La primera tarea que tuvimos que hacer al día siguiente fue recoger el coche que la iglesia nos prestaba. Como comentamos en alguna otra ocasión, en este país es prácticamente imposible trasladarse sin un vehículo. No existe el concepto de transporte público, salvo en las grandes ciudades. El área de misiones abre la oportunidad a los miembros de la iglesia de prestar un vehículo extra para que familias como nosotros puedan tener movilidad mientras estamos en la ciudad. Gracias a Dios hay personas sensibles que responden a esta necesidad (no sólo nuestra sino de otros que vienen como nosotros) y ofrendan de esta forma práctica, ya que nos sería imposible alquilar un vehículo por todos estos días. Nuestra anfitriona Karen se ofreció a llevarnos a la iglesia para recoger el coche antes de entrar a trabajar el viernes, a primera hora. Gracias a Dios (ya van a ver por qué digo esto), antes de salir nos pidió nuestro número de teléfono para poder comunicarnos por cualquier cosa, ya que ella había dado de baja su número. Al preguntarnos esto, caí en la cuenta de que no lo estaba llevando, lo fui a buscar a la habitación y cargué en la memoria su número.


Llegamos a la iglesia y la recepcionista nos dio una bolsa con las llaves del coche y algunas instrucciones; otra bolsa con unas galletas típicas de este país (chocolate chip cookies), una torta que algunas señoras de la iglesia habían preparado para nosotros a modo de bienvenida; y una carpeta de bienvenida con información, la revista mensual de la iglesia, un mapa, cuestionarios para llenar, teléfonos útiles y algunas otras cositas.


Este es el coche que nos prestaron, un ford explorer, del año 1993. Además de darnos la llave, la recepcionista nos dijo que debíamos ir a poner aire a las ruedas, especialmente la del lado del conductor que estaba bastante baja. Con Karen la revisamos, nos prestó un aparatito para medir el aire de las ruedas nos explicó cómo ir a la gasolinera más cercana a su casa. También leímos las instrucciones que había en la bosa junto con las llaves y decía que cada misionero debía hacerse responsable de contratar un seguro para el coche por la duración de su estadía. Sin embargo, al mirar en a guantera, la tarjeta del seguro explicitaba que ya estaba pago. Karen quedó en averiguar en la iglesia y comentarnos lo que fuese, y allí nos despedimos. Ella se fue a trabajar y nosotros a resolver lo del aire.


Para volver a casa de Karen hay que tomar una autopista bastante grande y transitada. Llevábamos varias millas por ahí, hasta que escuchamos un ruido... ¡PLOF! Y luego plof, plof... plof, plof... plof, plof.... El coche empezó a volverse loco y Mariano atinó a moverlo hacia la banquina (arcén)... ¡¡Se nos había explotado una de las ruedas!! Los demás coches nos pasaban a toda velocidad, y la camioneta así como la ven de "fuerte", se tambaleaba para todos lados. Quedamos justo antes de una salida de la autopista, con lo que los coches que querían salir, nos pasaban bien cerquita. Demasiado, para mi gusto. Inmediatamente llamé a Karen para ver qué hacíamos, para saber si debíamos llamar al seguro o cambiar nosotros el neumático, o qué hacer... ¡¡¡MOVIL APAGADO!!! Le dejé el mensaje, pero como no la encontré llamé al seguro y le expliqué la situación. El hombre me atendió muy pacientemente y luego de tomarme todos los datos (en qué ciudad estaba, en qué autopista, antes de qué salida, de qué lado de la calle, qué coche era, qué rueda explotó, quién era el dueño, quiénes eramos nosotros, qué número de póliza, si necesitaba escolta policial, cuál era mi teléfono, si tenía la rueda de auxilio, etc. etc.) me dijo que el auxilio vendría a los 45 minutos, que era lo más pronto que podían llegar, y que el seguro cubriría la asistencia en carretera y el cambio de rueda.

A los 45 minutos llegó un chico muy majo y amable y en unos minutos nos hizo el cambio, en medio de la autopista, con los coches pasándole por la espalda. Así quedó nuestra rueda reventada. ¡Qué julepe, madre mía! Gracias a Dios que nos cuidó de todo peligro, podría haber sido grave si Mariano hubiese ido más de prisa o si se nos cruzaba un coche por delante queriendo salir.

Foto del lugar del hecho.



Lo gracioso de la historia es que al querer darle una propina al chico que nos había venido a ayudar, nos dimos cuenta de que no teníamos efectivo encima. Con lo único que contábamos era con lo que nos acababan de dar. Así que -prefiriendo esto que nada- le pagamos su propina con "chocolate chip cookies". Un poco avergonzados, le decimos: - Perdón, pero no tenemos efectivo ni ninguna otra cosa!
Y recibiendo la bolsita con una sonrisa de oreja a oreja nos responde: - "It's ok, that will work". (como diciendo, "no pasa nada, esto me vale").

Al día siguiente fuimos al mecánico con Karen a comprar una nueva rueda (para no andar si rueda de auxilio) y a que les pusieran aire correctamete. Cuando el mecánico vio la rueda derecha nos dijo que era cuestión de tiempo que no hubiese explotadoesta también, ya que la veía realmente muy gastada y vieja. Gracias a Dios, el dueño del coche autorizó el cambio de las 2 ruedas delanteras, con lo que no tuvimos que gastar nada, y ya estamos otra vez en la ruta, en mejores condiciones...

Saludos... Escriban... Comenten... Abrazos para todos...

5 comentarios:

Ofelia dijo...

Es impresionante, te cuento que mi papá tuvo un accidente similar en la ruta a Claromecó y el resultado fue el coche dado vuelta!!! Gran piloto Mariano!!!
Grande el Señor que estuvo en cada detalle y no permitió que nadie los rozara!!
Cómo se llama la Iglesia que los recibió? La hija de una hermana vive allí y se congrega en una que se llama Paradise Valley
Besos!!!
los amo!!!
mami

vale dijo...

ayyyyyyyyyyy!!!!qué miedito no? me alegro mucho que es te bien y que sólo haya sido una anecdota más...los quiero!

Mariano & Fanny Pineda dijo...

gracias, vale! tambien te queremos!

bhor dijo...

Que grande que es Dios que los cuida siempre siempre en todo, que bueno es ver Su mano en cada anecdota! y vaaan.....

Guido dijo...

No..No..No, la verdad es que este tipo de anécdotas no me gustan, coincido con Ofelia sobre el piloto... Y a mi modesto entender, el estado de esa goma es paupérrimo! o hace 15 años que no la cambiaban o un bicho come caucho vivia cerca! mirá que se tiene que reventar una de esas que son durísimas! Los amamos!
PD: Hay un juego de Pc GTA que se te revienta una goma y no hay manera de maniobrar bien, cuando vengas Marian, decime si es así la sensación...