lunes, 24 de diciembre de 2007

4º Domingo de Adviento

Ayer fue el cuarto domingo de Adviento y hemos encendido nuestra última vela. La vela de color blanco simboliza la alegría del nacimiento de Jesús, el Salvador del Mundo.

Leemos:

"¡Bendito sea el Señor, Dios de Isreal, porque ha venido a rescatar a su pueblo!
Nos ha enviado un poderoso salvador, un descendiente de David, su siervo.
Esto es lo que había prometido en el pasado por medio de sus santos profetas, que nos salvaría de nuestros enemigos y de todos los que nos odian, que nos libraría de nuestros enemigos, para servirle sin temor con santidad y justicia, y estar en su presencia todos los días de nuestra vida.

Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto el sol de un nuevo día, para iluminar a los que viven en la más profunda oscuridad, para dirigir nuestros pasos por un camino de paz."
(Lucas 1: 67-71; 74,75, 78,79. La Biblia)

Qué alegría que Dios decidió regalarnos lo más precioso que tenía (su único Hijo) para enseñarnos cómo vivir, para mostrarnos el camino al Padre, para morir en nuestro lugar y de esa forma darnos perdón, libertad, una relación de Amor con él y tantas otras cosas imposibles de enumerar.

Oramos para que El sea el centro de nuestros festejos en estas fechas.
¡FELIZ NAVIDAD!

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