Desperfectos técnicos

Esta semana tuvimos que lidiar con algunos inconvenientes de índole doméstico. Nuestro coche se rompió y hubo que llevarlo al mecánico. Al parecer, la persona que hizo uso del mismo antes que nosotros fue un adolescente no muy responsable que no cuidó muy bien de él. Como comentamos antes, el lugar de recogida del vehículo el día que nos lo presentaron, fue en el mismo taller mecánico. Estaban arreglando todas estas irregularidades antes de que tomáramos posesión de él, pero nos vaticinaron que pronto sería necesaria otra reparación. Dicho y hecho. Gracias a Dios, el taller dispone de unos coches que les llaman "loaner cars" (de préstamo) para cuando se tienen que quedar con tu coche en el taller, así que éste fue el que nos prestaron.
El arreglo quedó terminado y ya tenemos de vuelta nuestro Saturn azul. Aparentemente quedó todo bien y aprovechando que estaba recién salido del mecánico, fuimos a hacer la inspección que nos había quedado pendiente y para la cual teníamos 45 días para completarla (es como la ITV de España o algo por el estilo). Prueba superada, así que ya podemos circular con todo al día y en regla.


El otro inconveniente estuvo relacionado con nuestro frigorífico (o heladera). Desde que llegamos a la casa no cesó de apagarse solo en múltiples ocasiones, con lo cual tuvimos que desechar algunos alimentos que habían perdido la cadena de frío. Nos preguntábamos si serían las consecuencias de la leche materna encontrada en su interior... Pero no. Finalmente esta semana vino el electricista y aparentemente el problema estaba en la instalación eléctrica de la pared. La misma fue reemplazada y la nevera funciona con normalidad.

El siguiente problema estuvo vinculado a la reaparición de los roedores en nuestra vivienda. No conformes con el veneno, atacamos con Tom Cat. ¿El cebo? Crema de cacahuete, que según dicen, les encanta... Todavía no hay señales de baja alguna, aunque de momento llevan consumidas 2 cajas enteras de veneno...