
(Isaías 55:10-11)
Cuando llueve, podemos ver la lluvia caer, pero no vemos todo el trabajo subterráneo y misterioso que la lluvia produce en la tierra, consiguiendo que las semillas germinen, las plantas crezcan y los árboles den su fruto.
Del mismo modo, muchas veces la obra de Dios en nuestra vida o en la vida de los demás es claramente visible e innegable. Otras, sin embargo, el trabajo de la palabra de Dios en nosotros es silencioso, misterioso, interno o "subterráneo", y en un momento dado (al igual que en la naturaleza) produce su fruto, se hace evidente y todos podemos contemplarlo.
Dios nunca se detiene y su Palabra está trabajando en las personas que la escuchan o la han escuchado. El hecho de que no siempre lo veamos o seamos conscientes de su obrar no quita que esto no sea así. Hay otro pasaje que también me gusta mucho en el que Jesús refuerza esta idea diciendo: "Mi Padre no cesa de trabajar y yo también trabajo" (Juan 5:17).
Sea como sea -evidente, invisible, subterráneo, inconsciente, miseterioso, tangible, reconocido- Su palabra sigue trabajando en nuestro interior, haciendo lo que El quiere y en el momento preciso, florecerá y todos lo veremos.
- ¿Sos/eres consciente del trabajo de Dios en tu vida?
- ¿Qué te hace pensar el hecho de que aunque no seas consciente, Su palabra está trabajando en tu interior de todas maneras?
- ¿Qué fruto te gustaría ver en tu vida, como resultado de la obra de Dios en ella?
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