miércoles, 12 de septiembre de 2007

Dar es Dar

El servicio del domingo pasado estuvo enfocado en el tema de dar. El mensaje se basó en el ejemplo de la viuda pobre (Lucas 21:1-4) y de cómo Jesús vino a poner todas las cosas patas arriba ("upside down", como dicen acá). Bueno, en realidad Jesús vino a poner las cosas en su lugar ("right side up").

El mensaje nos impactó mucho y nos hizo reflexionar sobre un tema en el que llevamos meses pensando y hablando.

El sermón nos recordó al curso que tomamos el año pasado con Myles Wilson, por dos cuestiones en particular:
- En primer lugar nos recordó que lo más nos había impactado al tomar este curso (que precisamente tenía que ver con aprender a levantar nuestro sostenimiento económico) era el énfasis en el DAR y no en el recibir.
- En segundo lugar, nos trajo a la memoria un momento concreto del curso, cuando el conferenciante preguntó a la audiencia: ¿Quién de vosotros ha escuchado un sermón sobre dar en el último mes? Nadie levantó la mano. ¿En los últimos 2 meses? Nadie. ¿En los últimos 6 meses? Nadie ¿En el último año? Unas pocas manos levantadas.
Dada esta realidad, Myles nos desafiaba a ser usados por Dios para enseñar a otros sobre este tema.

Por supuesto que es difícil hablar sobre el acto de dar cuando tus ingresos están generados por el dar de otros, y por eso creo que no hay tantos sermones sobre este tema, o los que hay caen en los tópicos de siempre (el diezmo, la iglesia local, la obligación, etc.). Sin embargo creemos que la generosidad debería ser una característica instrínseca de los cristianos. Desde nuestra modesta posición, podemos decir que hemos experimentado en carne propia y en muchas oportunidades que es MEJOR DAR QUE RECIBIR. Dios siempre nos ha dado mucho más abundantemente, y nos ha enseñado muchísimas veces que sus matemáticas son muy diferentes a las humanas.

De todas formas, el sermón del domingo nos disparó algunas preguntas:
- ¿Estamos dando?
- ¿Cuánto estamos dando? ¿Es suficiente?
- ¿A quién estamos dando?
- ¿Podríamos dar más?
- ¿Estamos experimentando a Dios a través del dar?
- ¿Cuál es nuestra motivación para dar?
- ¿Es la generosidad uno de nuestros valores como familia?
- ¿Tenemos un corazón alegre al dar?

C. S. Lewis, uno de nuestros autores favoritos por excelencia, dijo:

"No creo que podamos establecer cuánto deberíamos dar.
Me temo que la única regla posible
es dar más de lo que podemos reservar."

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