
Parte de su trabajo consiste en visitar a los misioneros en su lugar de servicio y por tanto parte de su visita consistía en un "encuentro pastoral" con él. Parte de ese encuentro fue hablar sobre nuestro próximo "furlough" o "home assignment" (palabras un poco raras y anglosajonas, de difícil traducción, pero básicamente describen el período en el que cada cierto tiempo salimos de España y volvemos a "casa" -¿dónde queda eso en realidad?- para pasar tiempo con la familia, visitar a las iglesias y personas que nos apoyan, fortalecer relaciones, informar sobre lo que estamos haciendo, descansar, renovar compromisos, etc. ¿Ahora ven por qué es tan díficil de explicar en castellano? ¡Ellos lo tienen resumido en una sola palabra!). En fin, hablando de este tema, nuestro compromiso original con ellos (y con las demás iglesias que nos apoyan) es el de visitarles cada 3 años. Lo hicimos antes de llegar a España en el 2001, lo repetimos en el 2004 y este año tocaba otra vez. Con Mariano habíamos estado pensando y orando sobre esto, sabiendo que nos tocaba hacerlo, y en un principio veíamos mejor postergarlo para el 2008, pero más adelante diversas circunstancias personales nos hicieron cambiar de parecer. Nuestra idea era pasar unos 3 meses visitando las iglesias y colaboradores en USA, y más tarde en el verano del 2008 (invierno porteño) visitar a la familia en Argentina.
Pero de algún modo, la charla con Tom nos cambió un poco la perspectiva: él nos decía que 3 meses en USA iban a ser agotadores, con tantos viajes, presentaciones y actividades, y que pensaba que íbamos a volver a España más cansados, más agotados y con menos fuerzas (luego de varios años de situaciones de mucho estrés, crisis y pérdidas). El nos proponía considerar un tiempo más largo para que además de informar y participar de las conferencias misioneras, visitar personas y hablar en las iglesias, tuviésemos un tiempo personal de renovación de nuestra visión, aprendizaje, resturación, formación, etc. Nos dijo que no teníamos que contestarle en ese momento, que nos tomásemos unos días para pensar y para orar por ello y que le diéramos una respuesta lo antes posible. Se volvió a los EE.UU. y nos quedamos con la propuesta.
Justo venía Semana Santa y en España es un tiempo donde todo el mundo para y se toma vacaciones. Teníamos unos planes con los adolescentes de nuestra iglesia, pero no salieron adelante. Entonces se nos ocurrió tomarnos unos días para hacer una parte del Camino de Santiago y tener una especie de "retiro ambulante" para orar por estos temas.
Nos cargamos las mochilas y sin mucha experiencia previa, nos mandamos a caminar. Más tarde supimos que habíamos escogido el tramo más difícil del camino.
Demasiado tarde, ya que esta información la obtuve luego de provocarme un esguince de tobillo, que me impidió seguir caminando.

Más allá de este "detalle", la experiencia de ser peregrinos fue impresionante. Como dijimos en otras oportunidades, aprendimos muchísimo sobre Dios, la vida cristiana, el discipulado, la solidaridad, la hospitalidad, la sencillez, etc. etc.)
Ligado a esto, la experiencia del esguince y el verme obligada a parar forzosamente el camino para atender una necesidad física, me hizo pensar en el paralelismo con la vida espiritual y la necesidad de "parar" (o a veces el vernos forzados a hacerlo porque no fuimos capaces de escuchar a Dios cuando nos invitaba a hacer una parada quizás más pequeña) para atender a nuestras necesidades espirituales.
La conclusión del viaje fue unánime.
Tras ORAR y ANALIZAR todas las variantes, pros, contras, situación, presente, futuro, etc. ambos vimos claro que esta propuesta venía de Dios.
A partir de abril comenzó la cuenta regresiva, meses de mucha logística, planificación y organización para poder dejar todo más o menos en orden y para poder enfocarnos en lo que estábamos a punto de vivir.
Así es más o menos cómo empieza todo.
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